TIEMPO PASCUAL
En las normas generales sobre el año litúrgico se dice: Los cincuenta días que van desde el domingo de Resurrección hasta el domingo de Pentecostés han de ser celebrados con alegría y exultación como si se tratase de un solo y único día festivo, más aún, como un gran domingo
.
Las primeras semanas nos irán presentando las apariciones de Jesús con los matices distintos que nos hacen revivir aquellos momentos de la vida de la Iglesia naciente.
El libro de los Hechos de los Apóstoles nos acompañará todo este tiempo para conocer la Iglesia en sus primeros años.
El cristiano sabe que tiene que seguir a Cristo y que Él nos invita ciertamente a llevar la cruz y seguir sus pasos, pero el cristiano también es consciente de que Cristo ha triunfado y nos invita a participar en su triunfo.
La alegría y exultación
de la que hablábamos al principio es fruto de esta participación en su triunfo y sobre todo de su triunfo. El gozo del amor puro que se goza en el bien del Amado, independientemente de la participación nuestra.
Los planes de Dios se realizan con nuestra colaboración, pero también sin nuestra colaboración.
Desde que Dios se hizo Hombre, nuestro Hombre pone su sí
y en Él se realizan los planes de Dios, al borrar con la fuerza de su sí
, el no
de toda la humanidad: El hombre me ha dicho
(Cita de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia)no
; me haré un Hombre que me diga sí
en nombre suyo y de toda la humanidad.